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Picaduras de insectos

Las picaduras de insectos, por lo general, no son más desagradables que los deberes escolares; algunas pueden ser bastante molestas pero, básicamente, son inocuas.

No obstante, en algunas ocasiones, las picaduras de insectos pueden provocar problemas graves. Por eso, deberías saber distinguir entre cuándo basta con ponerse una bolsa de hielo para aliviar el dolor y cuándo es necesario acudir a un hospital.

Picaduras de abeja y de avispa

Para la mayoría de la gente, que le pique una abeja no suele ser más que una molestia. El área de la picadura se puede enrojecer ligeramente y/o hincharse y la picadura puede doler un poco, pero eso es todo.

De todos modos, las picaduras de abeja y de avispa pueden provocar problemas graves en las personas que son alérgicas a sus venenos. La persona puede tener una reacción alérgica localizada (inflamación, calor, escozor y/o picazón en la zona que rodea a la picadura) o una reacción alérgica sistémica, en la que el veneno provoca una reacción que afecta a todo el organismo en su conjunto.

Cuando una persona tiene una reacción sistémica, le pueden salir ronchas por todo el cuerpo. Otros síntomas incluyen las sibilancias (hacer ruido al respirar); la falta de aire; la aceleración de la frecuencia cardiaca; y el desmayo; así como la hinchazón de cara, labios, garganta y/o lengua.

Si una persona presenta estos síntomas, es importante pedir ayuda médica de inmediato, llamando al teléfono de emergencias (911 en EE.UU). Si la persona dispusiera de un auto-inyector de adrenalina, debería ponérselo de inmediato. Aunque se trata de algo muy infrecuente, las reacciones alérgicas graves (conocidas como anafilaxia) a las picaduras de abeja o avispa pueden ser mortales si no se recibe ayuda médica de inmediato.

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Picaduras de pulga y de garrapata

Las pulgas también se pueden englobar en la categoría de irritantes pero no preocupantes. Suelen encontrarse en los gatos y perros como Félix y Toby, pero a veces también se pueden sentir atraídas por sus amos. Cuando pican, pueden causar picor y/o una erupción.

Dependiendo de dónde vivas, las garrapatas podrían arruinarte un bonito día de camping. Hay un tipo de garrapata, conocido como la garrapata del ciervo, que puede transmitir la enfermedad de Lyme, de modo que lo mejor que puedes hacer es quitarte de encima este tipo de garrapata lo antes posible. Esta enfermedad es más frecuente en el noreste de EE.UU. y en la parte noroccidental de este país bañada por el Pacífico. De todos modos, se han dado casos de esta enfermedad en la mayoría de los estados de EE.UU.

Hay otros tipos de garrapatas que se encuentran EE.UU. que pueden transmitir otras enfermedades, como la tularemia y la fiebre maculosa de las montañas rocosas. Las garrapatas se suelen encontrar en las áreas arboladas o densamente cubiertas de hierba.

Picaduras de mosquito

Los mosquitos abundan en cualquier lugar donde haya gente, comida o agua estancada. Por lo general, no deben ser motivo de preocupación: ellos te pican, tú te rascas y ya está.

Pero a veces, los mosquitos pueden trasmitir enfermedades a la gente. Tal vez hayas oído hablar sobre el virus del Nilo occidental, que los mosquitos pueden transmitir a los seres humanos al picarles. La buena noticia es que la mayoría de la gente, sobre todo la gente sana de menos de 50 años que contrae esta infección, no presenta ningún síntoma. Y, aunque el virus del Nilo occidental expone a quienes lo contraen a desarrollar una infección grave denominada encefalitis, muy poca gente desarrolla esta infección. Menos del 1 % de las personas infectadas por el virus del Nilo occidental enferman de gravedad.

Los mosquitos de otras partes de mundo pueden trasmitir otras enfermedades, como la malaria o la fiebre del dengue.

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Picaduras de araña

La mayoría de las picaduras de araña carecen de importancia, aunque pueden provocar una leve inflamación en la zona de la picadura y/o reacciones alérgicas. De todos modos, un porcentaje reducido de adolescentes enferman después de que les piquen ejemplares de dos tipos de arañas: la araña reclusa parda y la viuda negra. Aunque no todo el mundo reacciona al veneno de estas arañas, si crees que te ha podio picar alguna de ellas, deberías ir al médico para recibir tratamiento lo antes posible.

La araña reclusa parda es marrón (¡menuda sorpresa!) y dispone de una mancha de color marrón más oscuro, cuya forma recuerda a la de un pequeño violín, en la espalda. Estas arañas son pequeñas pero matonas: un cuerpo de aproximadamente un centímetro (o media pulgada) del que salen unas patas de unos tres centímetros (una pulgada) de longitud o incluso más largas. La araña reclusa parda abunda más en el centro y el Sur de EE.UU. y le gusta ocultarse en lugares oscuros y silenciosos, como los desvanes y garajes, los cobertizos y las pilas de leña. Cuando un ser humano invade su espacio inesperadamente, se asusta y pica. La picadura no suele doler al principio y la mayoría de la gente ni siquiera se entera de que le ha picado un bicho.

Las picaduras de araña reclusa parda no causan problemas en mucha gente. Pero hay gente que reacciona a su veneno, presentando inflamación y cambios en la piel entre cuatro y ocho horas después de la picadura. A veces se desarrolla una ampolla en el lugar de la picadura, sobre la que se puede formar una costra negra, que se va curando a lo largo de varios meses. Los escalofríos, la fiebre, las erupciones, el dolor, las náuseas y, raramente, síntomas más graves (como las convulsiones o el coma) también pueden seguir a una picadura de araña reclusa parda.

Si crees que te puede haber picado una araña reclusa parda, lava el área de la picadura con agua y jabón, ponte una bolsa de hielo encima de la picadura y dirígete a un servicio de urgencias de inmediato, incluso aunque la picadura no tenga mal aspecto.

La viuda negra se encuentra en el sur de Canadá, en toda la geografía de EE.UU. y en México. Fácilmente identificable por su cuerpo brillante de color negro azabache y por la presencia de una mancha naranja en forma de reloj de arena en la parte inferior del abdomen, tiene un tamaño similar al de la araña reclusa parda y se debe tratar con la misma precaución.

En la mayoría de casos, las personas a quienes les pica una viuda negra no notan la picadura y no se enteran de que les ha picado un bicho hasta que perciben los síntomas. De todos modos, hay muchas señales de alarma que permiten actuar antes de que los síntomas se agraven. Cuando a una persona le pica una viuda negra puede tener dolores en la zona de la picadura, luego un dolor muscular sordo, sobre todo en pecho y vientre, entre varios minutos y una hora después de recibir la picadura. Puede desarrollar calambres o espasmos musculares, así como dolores importantes por todo el cuerpo y puede vomitar o tener arcadas, escalofríos, fiebre o dolor de cabeza durante las próximas horas.

Conforme el veneno de la viuda negra se va extendiendo por el organismo, la persona puede desarrollar importantes espasmos o retortijones abdominales. Si presentas cualquiera de esos síntomas, o si crees que te ha podido picar una viuda negra, lava el área de la picadura con agua y jabón, ponte una bolsa de hielo encima de la picadura y dirígete a un servicio de urgencias de inmediato, incluso aunque la picadura no tenga mal aspecto.

Las picaduras de araña pueden asustar bastante, pero es sumamente raro que una persona muera a consecuencia de una de estas picaduras. Los niños pequeños y las personas mayores son los que tienen un riesgo más elevado.

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Qué hacer

En la mayoría de variedades de picaduras de insectos, los antihistamínicos ayudan a reducir la picazón y la inflamación, y el paracetamol ayuda a aliviar el dolor. El ibuprofeno también ayuda a reducir la inflamación al tiempo que alivia el dolor. Algunas personas se ponen sobre la picadura una crema que contiene hidrocortisona al 1 % (que se vende sin necesidad de receta médica) para aliviar la picazón.

Extráete cualquier garrapata en cuanto la detectes en tu cuerpo. Cuando una garrapata se arranca durante las primeras 24 a 48 horas, es muy poco probable que transmita la enfermedad de Lyme. Utilizando unas pinzas, asegúrate de tirar de la garrapata lentamente, agarrándola por la cabeza, la parte de su cuerpo que estará más cerca de tu piel. Arráncala tirando hacia el exterior, sin girar las pinzas ni retorcer el cuerpo de la garrapata; así te resultará más fácil arrancarla por completo. Si la garrapata se te ha enganchado en una parte del cuerpo a la que no llegas bien, pídele a alguien que te ayude. Después de la extracción, lava el área de la picadura con agua y jabón y aplica un antiséptico o una crema antibiótica para impedir que se infecte.

No intentes quitarte una garrapata quemándola porque, con el calor, solo conseguirías asustarla e intentará hundirse todavía más en tu piel, mordiéndote con más fuerza. Una vez te hayas arrancado la garrapata, colócala dentro de un frasco de cristal o de una bolsa de cierre hermético. (Es posible que tu médico quiera que la conserves para poderla identificar.)

Cuando te pique una avispa o una abeja, si logras ver el aguijón, extráetelo lo antes posible para reducir tu exposición al veneno.

Lávate la picadura con agua y jabón y mantenla limpia. Aplica loción de calamina o pasta al agua y bicarbonato de sodio (a menos que la picadura esté cerca de los ojos). Ponte una bolsa de cubitos de hielo sobre el área afectada durante 15 minutos cada pocas horas, o bien cúbrela con una compresa fría. Asimismo, aplícate crema antibiótica para prevenir posibles infecciones. Las cremas que contienen hidrocortisona al 1 % pueden reducir el enrojecimiento, la inflamación, la picazón y el dolor.

Si eres alérgico a las picaduras de abeja o de avispa, pide a tu médico que te recete un auto-inyectable de adrenalina (también conocida como epinefrina). Si tuvieras una reacción alérgica grave, deberías utilizar el inyectable y llamar al número de emergencias. Los inyectables de adrenalina son fáciles de usar; tu médico o farmacéutico te explicará cómo hacerlo.

Si eres muy alérgico a las picaduras de insecto, habla con tu alergólogo sobre la posibilidad de someterte a inmunoterapia con venenos de insectos (inyecciones).

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Si la cosa es grave, pide ayuda médica

¿Cómo puedes saber si una picadura es demasiado grave como para que te la trates tú solo? Si presentas algún síntoma de reacción alérgica sistémica, llama de inmediato al teléfono de emergencias. Si dispones de un auto-inyectable de adrenalina, utilízalo de inmediato. Los síntomas en que te deberías fijar son los siguientes:

  • falta de aire
  • sibilancias (ruido al respirar)
  • enrojecimiento o ronchas
  • hinchazón de cara, labios y/o lengua
  • sensación de que se te está cerrando la garganta
  • náuseas
  • vómitos
  • debilidad

Si te ha picado una viuda negra o una reclusa parda o si tienes dudas sobre la araña que te ha podido picar y te encuentras mal, te sale una ampolla o tienes espasmos o calambres musculares, ve inmediatamente a un servicio de urgencias. (Llévate la araña si logras matarla sin tenerte que exponer a riesgos innecesarios.)

Si se te infecta una picadura o si no hay forma de que se te cure una herida abierta o una ampolla, acude a tu médico de familia.

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Cómo prevenir las picaduras

Los seres humanos no tienen que quedarse de brazos cruzados y esperar para convertirse en el manjar de los insectos. He aquí algunas medidas que puedes seguir para protegerte:

  • Protégete de las pulgas tratando tu casa (incluyendo todas las moquetas (felpudos) y alfombras, los muebles y las mascotas) con regularidad durante los meses más calurosos. Pasar frecuentemente la aspiradora también puede ayudar.
  • Evita los mosquitos manteniéndote alejado de las áreas donde proliferan, como los lagos, estanques y cualquier otro tipo de agua estancada, durante la época calurosa. Elimina el agua estancada de las bañeras para pájaros, los cubos de uso doméstico, los platos de las macetas y similares; intenta no salir al exterior cuando los mosquitos estén más activos (al amanecer y al anochecer); y lleva repelente contra insectos cuando tengas que salir.
  • Cuando visites un área donde abundan las garrapatas, intenta caminar por la parte central de sendas y caminos y evita las zonas arboladas y de hierba alta. Inspecciónate el cuerpo detenidamente en busca de garrapatas cada pocas horas y en cuanto llegues al interior. Extrae de inmediato todas las garrapatas que te detectes. Los lugares en que más te debes fijar son: detrás de las orejas, en el cuero te cabelludo, la nuca, las axilas, la ingle y detrás de las rodillas. Dúchate en cuanto llegues al interior. Si tienes una mascota, ¡examínala también a ella! Utiliza productos especiales para las mascotas a fin de que no les piquen las garrapatas.
  • Utiliza un repelente contra insectos cuando tengas pensado estar al aire libre, por ejemplo, cuando vayas a la playa, de excursión o a acampar. Los repelentes que contienen entre el 10 % y el 30 % de DEET (N,N-dietil-meta-toluamida) están aprobados para utilizarlos con mosquitos, garrapatas y otros insectos. Los repelentes que contienen picaridina (KBR 3023) o aceite de eucalipto limón (p-mentano 3,8-diol o PMD) son eficaces contra los mosquitos. Sigue atentamente las instrucciones del prospecto y no te pongas más cantidad de la indicada (aplicarte más de lo necesario no te protegerá más). Vuélvete a aplicar el repelente después de bañarte, mojarte o si has sudado mucho.
  • Cuando estés en zonas arboladas, métete la camisa por dentro del pantalón, las piernas del pantalón por dentro de los calcetines y las mangas por dentro de los guantes e intenta taparte al máximo. Lleva zapatos y calcetines para andar por el césped, aunque solo sea momentáneamente. Podría picarte una abeja o avispa en los pies desnudos.
  • Ponte guantes cuando hagas jardinería.
  • No se te ocurra manipular colmenas de abejas o nidos de avispas ni molestar a sus ocupantes.
  • No des manotazos ni intentes aplastar a un insecto que esté zumbando; te podría picar si se sintiera amenazado.
  • Ten en cuenta que puede haber arañas en pilas de leña, cajas que se abren muy de tanto en tanto o esquinas tapadas por muebles, de modo que sé precavido en ese tipo de situaciones.
Fecha de revisión: Febrero de 2014